Cuándo uno decide perderse en las calles de Praga lo está haciendo, casi sin darse cuenta, en la historia de Europa. Múltiples edificios, tantos que se pierde la cuenta, ofrecen diferentes estilos arquitectónicos rematados con esculturas o pinturas que merecerían un análisis más detallado al propuesto por las guías o rutas por la ciudad. La prisa, ese virus del turista moderno, en Praga no es un buen aliado.
Nos vamos a centrar en un período concreto, aquel que pretendía hacer de esta maravillosa ciudad la 4ª urbe del III Reich.
La fotografía corresponde al entierro de Reinhard Heydrich en el Castillo de Praga o Hradcany. Engalanado con el ceremonial de las SS, el cuerpo del segundo de Himmler, fue velado con todos los honores posibles. Y se hizo en el Castillo de Praga ya que aquí se había asentado el cuartel general de la Gestapo para salvaguardar el destino del Protectorado nazi de Bohemia y Morabia - actual República Checa-. Heydrich, ese tipo peculiar de mirada persuasiva y acusado de un exceso tanto de vanidad como de extravagancia en las memorias de Walter Schellenberg (colaborador suyo en la inteligencia nazi), había decidido fijar su residencia en el propio Castillo tan ávido de gloria como los históricos ocupantes del mismo antaño. Aquí, entre estos muros, empieza y acaba todo: desde su paseo inicial con Hitler pasando revista a las tropas hasta su funeral, debido a un atentado perpetrado por checos apoyados en el idealismo de Churchill.
Los alemanes no se conformaron con el territorio de los Sudetes y ampliaron sus miras a todo el territorio checo. Y les pasaría factura; cierto es que se ocupa sin batallas sangrientas pero la resistencia contra las tropas alemanas en ciudades como Praga fue una de las más activas de Europa.
Los siete checos, procedentes de Gran Bretaña (dónde se organizaban tropas de países ocupados), que acribillaron a Heydrich con sus metralletas tuvieron que refugiarse en la Iglesia de los santos Cirilo y Metodio. En la cripta uno de ellos se desangró por la metralla de la división SS que les acosaba y los otros seis, ante los gases lanzados por los SS, decidieron poner fin a sus vidas disparándose unos a otros y así evitar escarnios o juicios perdidos de antemano. Los agujeros de balas aún pueden verse en las paredes de la cripta dónde se ha instalado una especie de santuario en su memoria.
Si uno tiene la suerte de entrar sólo a esa cripta, y se abstrae del mundo exterior, por un instante retrocederá a 1942 en un mundo de espías, resistencia e uniformes SS. Una gran experiencia para los amantes de este periodo de la historia. En el Castillo de Praga, entre la marea de turistas y sus respectivos guías, es imposible recrear estas imágenes; luego en la soledad de la noche, cuándo sueño y realidad se confunden, puede ser posible.
Miembros de la Iglesia que accedieron a esconder a sus héroes nacionales fueron juzgados posteriormente, ya daba igual porque el mito de los siete había surgido y sería imparable el sentimiento entre los checos.
El tercer punto caliente de Praga, desde el punto de vista de la ocupación nazi, es el barrio judío también llamado Josefov. En su abigarrado cementerio, con lápidas encima de otras, se siente el dolor de un pueblo que no tuvo mucho espacio en vida y tampoco en la muerte. Esta sensación se esfuma al observar, como en cualquier otro barrio judío de Europa, el buen nivel de vida de algunos judíos de la comunidad checa propietarios de algunos comercios boyantes. Joyerías para más detalles. Aquí, entre las calles medievales y la sinagoga más antigua de Europa (una visita imprescindible para entender una parte de nuestro continente) se persiguió a miles de judíos que fueron llevados a la localidad cercana de Terezín y posteriormente a Auschwitz.
Entre la comunidad judía de Praga se usó una vieja leyenda llamada "Golem" para buscar ayuda espiritual contra los nazis, al parecer este ser monstruoso propio del folclore acude en ayuda cada vez que se pronuncian las palabras adecuadas pero con el riesgo de volverse contra uno mismo (similar al Frankenstein de Mary Shelley). Pero al final el Golem supo elegir a los malvados y librar así a la población judía de Praga, su magia es explotada aún en nuestros días en forma de variado merchandising. Algún viajero se asombrará de lo bien conservadas que están las sinagogas del Josefov y esto se debe a que los alemanes, después de expulsar todos los judíos de Europa, pretendían hacer en este lugar el "Museo de la raza extinta".
Con toda la animadversión hacia la ocupación nacionalsocialista uno puede pasear por ciertas calles perpendiculares a enclaves históricos y encontrarse con tiendas de antigüedades dónde se ofrecen, entre muchos otros, cartas, libros o folletos de la Alemania nazi. Buceando entre el papel antiguo, con ese característico tacto áspero, se puede encontrar como ejemplo folletos o libros de presentación de las Olimpiadas berlinesas de 1936. Cuándo se abren estas páginas, ajadas por el tiempo y sin embargo vivas en recuerdos, se pueden sacar muchas conclusiones favorables: organización, burocracia perfecta, afán de agradar al mundo con buenas intenciones...etc. Pero cuándo se comparan, estas conclusiones, con las claves que hemos tocado más arriba se llega a contracciones difíciles de explicar en palabras y quizás en las que las letras por muy bien que se junten en ordenadas frases no son nada al lado de los sentimientos. Cerramos esos libros antiguos con la sensación que Joseph Goebbels y Leni Riefensthal hicieron un gran trabajo en los XI Juegos Olímpicos de la era moderna.
El paseo continua y llegamos al lugar mágico por excelencia de Praga: La iglesia de Loreto. Himmler, tan abierto a los misterios, se interesó en este lugar por sus extrañas representaciones aunque pronto la búsqueda de reliquias sagradas y la propia guerra, con sus necesidades, hicieron que pasará a segundo plano. Las tropas SS destacadas en el Castillo no tenían más que subir una calle para encontrar a la derecha este extraño santuario.
El nombre Loreto, evoca la casa de Nazaret dónde el arcángel Gabriel anunció a María la concepción de Jesús. Originario de tierras palestinas el santuario fue trasladado por peregrinos a Italia, algunos dicen que con la ayuda de ángeles. En Praga, los católicos, fundaron el Loreto en 1626 para así restar adeptos a los protestantes; ya se sabe que las leyendas y el misterio son más atractivos que millones de postulados y por ello no dudan en usarlo en esta Iglesia:
así encontramos a Santa Ágata que, en un gesto sin precedentes, ofrece su pecho sangriento a los ángeles que parecen, por sus gestos, esperar ansiosos este fruto.
También destaca Santa Starosta crucificada y rodeada de ángeles con rasgos diabólicos, si uno pasa rápido por esta capilla creerá haber visto a Jesucristo en una de sus múltiples representaciones y, sin embargo, es una mujer barbuda con zapatos y facciones femeninas que en la cruz representa el sufrimiento de la mujer; la leyenda habla de Starosta como una jóven que se rebeló contra el futuro matrimonio que su padre orquestó y así se dejó crecer la barba para desagradar a su pretendiente. Su padre la asesinó por este hecho y su sufrimiento está reflejado en el conjunto escultórico.
Numerosas representaciones de capuchinos reflexionando o adorando calaveras hacen de este lugar un enclave esotérico donde los haya, un lugar dónde peregrinaban personajes de dudosa fe católica ante la magia y el misterio del lugar. Quizás uno de los santuarios cristianos mas extraños en sus composiciones.
El paseo llega a su fin, es hora de reflexionar sobre todo lo propuesto. Praga, por supuesto, es mucho más que su huella nazi y su esoterismo pero sobre todo lo demás hay mucha literatura escrita.
Ciudad llena de historia y misterio. La cripta donde murieron los 7 checos es increible, cuando estás dentro de ella parece que vuelves atrás en el tiempo, al ver la huella de las balas y la "ventana" por donde los SS les gasearon, muy recomendable de visitar; y la iglesia de Loreto, preciosa, cuadros y figuras diferentes a las que podemos ver en otras iglesias. Bonito viaje!!
ResponderEliminarMe parece muy interesante todo lo que cuentas, sin duda el viaje ha merecido la pena realizarlo.
ResponderEliminarQué maravilla!!!!
ResponderEliminarTodo imbécil execrable, que no tiene en el mundo nada de que pueda enorgullecerse, se refugia en este último recurso, de vanagloriarse de la nación a que pertenece por casualidad... También lo dijo Schopènhauer sobre el concepto de PATROTISMO, que es de lo que iban los nazis estos.
ResponderEliminarCada cuál debe conocer sus pasiones, sean tangibles o intangibles, pero juzgar la de los demás por carecer de sentido a uno mismo se llama intolerancia. Y los seres humanos patriotas suelen ser más tolerantes que los ápatridas que escriben insultos gratuitos como el comentario anterior.
ResponderEliminarTodo un ejemplo de democracia. La realidad es que ni vosotros mismos os lo creeís y así nos va a todos.
A las prubebas me remito.
Mi comentario iba dirigido a los nazis, para nada pretendía ofender al autor de este blog, el cual considero muy interesante y ameno.
ResponderEliminarNo obstante, sigo reafirmándome en mi pensamiento:la patria donde uno nace es casual, no escogida por uno mismo.
Vanagloriarse de un concepto tan relativo como es la "patria" ( ¿ qué es la patria?) y hacerlo el centro de la existencia de una persona, en mi humilde opinión carece de sentido.
Eso no quita que yo no me sienta orgullosa de lo que yo considero que es "mi patria" y respeto lo que otros personas consideran como "su patria". Creo que con esto se demuestra que soy una persona tolerante,amén de creer en la democracia firmemente.