CONTADOR DE VISITAS

Mussolini intentó convertir CUBA al fascismo


Cuándo paseamos por Cuba, sea en La Habana o cualquier otro núcleo de población, lejos de nuestra mente está la idea de una isla subyugada al Fascio. Cientos de murales pintados nos enseñan otro tipo de revolución, otra lucha social pero enfocada con diferente prisma. La palabra "Victoria", los comandantes y los reos en territorio norteamericano son protagonistas en numerosos carteles; estrellas y puños se alzan hacia el ajeno visitante demostrando que, Cuba y el comunismo, son indivisibles. Algunos pensarán que es más fachada pero la realidad es que el régimen castrista no quiere dudas en su ideología, como tampoco en sus enemigos fascistas.

Sin embargo Cuba estuvo cerca de ser un Estado fascista, un satélite de Benito Mussolini a merced de sus intereses y estrategias. Esta historia comienza en la agitada década de los 20 del siglo pasado, cuándo en Italia un nuevo movimiento político llamado fascismo toma el poder amparado en sus camisas negras. Mussolini o Il Duce, ávido de protagonismo y después de sofocar revueltas internas, decide ampliar sus miras fuera de territorio europeo. Conocedor de las debilidades italianas del momento, su estrategia no se basará en las armas sino en el juego de influencias con agentes y espías como actores. Esta estrategia, por tanto, no tenía como fin la conquista territorial, como en Etiopía años después, sino la expansión ideológica de sus tesis para así formar aliados que pudieran prestar ayuda a Italia en momentos concretos.

Mussolini fija su mira en Cuba y México por ser las dos puertas iberoamericanas al mundo anglosajón;  dicho de otro modo, el muro que buscaba para los EEUU, los cuales representaban los pecados mas virulentos debido a su democracia capitalista. México recibió una secreta red de informadores pero será en Cuba dónde más cerca se estuvo del fascismo.

Está documentada, como otras pruebas que comentaremos, la visita del barco Italia el 2 de Septiembre de 1924. Esta nave pretendía imponer, por medio de la grandeza y el poderío, la idea de un fascismo unido pero sobre todo de un movimiento invencible. La mayoría de los cubanos, ajenos a estos asuntos, siguieron con su cotidianidad sin percatarse de como la tela de araña fascista se iba extendiendo por la isla.

Los agentes, al servicio de Il Duce, habían ido desembarcando en diferentes oleadas provocando pequeñas revueltas con tintes de lucha social. No hay que olvidar que el fascismo surge, en equiparación con otros movimientos socio-revolucionarios como el marxismo, para luchar contra las desigualdades de clases y sus injustas consecuencias. Sin embargo, nada se consigue sin educación y Mussolini apadrina la creación de escuelas dónde se levanta el brazo al modo del tradicional saludo romano. En Cuba, son los tiempos del régimen de Gerardo Machado; hijo de emigrantes canarios y con muchas relaciones en el tejido empresarial de EEUU (entre otros cargos, estuvo en la cúpula dirigente de General Electrics Co.) llega al gobierno cubano con muchas energías y promoviendo algunas medidas públicas pero al intentar, sin éxito y con mucha oposición, modificar la constitución de 1901 dónde nació la República cubana encontrará su tumba política. El tirano ya no era bien visto en Cuba y esto será aprovechado por Benito Mussolini.

Bajo el amable sombrero de la amistad y la ayuda, llegan a la isla agentes italianos que fundaran dos emisoras de radio para apoyar su labor con palabras amigas. Como el mensaje fascista no llegaba a todos los cubanos por este medio deciden fundar un periódico que demuestre las virtudes de la nueva ideología europea. Los espías con mayor grado de inteligencia tendrán la misión de persuadir a políticos e intelectuales cubanos y así atraerlos al fascismo. El plan era llegar a una Cuba fascista en pocos años y todas las ciudades importantes fueron objetivo prioritario; se han documentado contactos entre agentes italianos e intelectuales cubanos en gran parte de la isla pero destacan, sobre las demás, La Habana, Camagüey e Isla de Pinos (hoy llamada Isla de la Juventud por acoger jóvenes estudiantes de todo el mundo).

Los espías seguirán ampliando sus influencias en polícias, banqueros o en las grandes fortunas concentradas en familias criollas. Ningún estrato de la sociedad quedaba fuera de este peligroso juego, infiltrando fascistas en restaurantes, casinos, hoteles e incluso prostíbulos. En definitiva, en sitios estratégicos dónde se podía ganar, o al menos comprar, adeptos para una causa política.

Hubo una persona que encabezó la lucha contra esta injerencia política: Julio Antonio Mella, un jóven revolucionario cubano y cofundador, en aquellos turbulentos años 20 del siglo XX, del Partido Comunista Cubano. Personaje inquieto, no dudó en criticar a Mussolini por traicionar sus principios (hay que recordar que Benito Mussolini comenzó su andadura política como socialista) y, sobre todo, luchó con todas sus fuerzas para demostrar a los cubanos que las delegaciones italianas no eran amigas de su país sino un ejemplo más de imperialismo europeo. Hijo de padre dominicano y madre inglesa y persona de fuerte carácter no entendió el fascismo como el movimiento revolucionario, y evolucionado del socialismo, que Mussolini trataba de presentar al mundo sino como una nueva  idea imperialista. Organizó junto a su compañera sentimental, Tina Modotti, fotógrafa de tendencias liberales para su época,  múltiples manifestaciones y protestas públicas contra el fascismo en Cuba. Incluso trataron de usar la influencia en México de Tina Modotti; esta italiana, pero antifascista, viajó por América desde su temprana adolescencia echando ciertas raíces en México dónde se afilió al Partido Comunista. En el país azteca ejercieron un juego de contra-espionaje con las personalidades fascistas allí presentes para así socavar su misión de convertir en "camisas negras" a Latinoamérica, empezando por Cuba.

Ambos murieron a temprana edad, Mella asesinado y Tina posiblemente envenenada, pero su labor en Cuba fue vital para que Mussolini fracasará en su intento de convertirla al fascismo. Posiblemente la II Guerra Mundial desvió el foco y las energías italianas hacia otras latitudes pero, sin duda, Cuba había estado muy cerca del haz fascista.

Quizás tan cerca cómo para que muchas personalidades de la revolución cubana, refugiadas en la profunda y densa Sierra Maestra, hicieran pequeños guiños cuanto menos a personalidades cercanas a la ideología fascista. A nadie se le escapa, como botón de muestra, que Ernesto "Che" Guevara admiraba al falangista José Antonio Primo de Rivera como un revolucionario que dejó su privilegiada vida para llevar justicia social al pueblo español; en un calco de su vida a posteriori, Ernesto Guevara, también dejará su vida "fácil" para luchar por los afligidos. Su muerte y el posterior marketing con su imagen nos recuerda a la manipulación franquista con la vida e ideología de José Antonio

Cuba y su encantador pueblo parecen querer lanzar un mensaje al mundo: vivir es su máxima y esa es su verdadera felicidad, más allá de teorías políticas. Cuándo uno pasea por el malecón de la capital, por las antiguas calles de Trinidad o se mezcla entre el bullicio del carnaval de Santiago de Cuba cree estar en un festival humano de sonrisas y guiños. Esto es lo que queda en los que hemos tenido la oportunidad de conocer Cuba bajo el régimen castrista. Luego, cuándo uno viaja en coche y ve pintadas y carteles políticos por doquier, siente una extraña sensación de ambigüedad que no es fácil de explicar.

Fidel Castro en su lucha contra Fulgencio Batista, tras el fallido asalto a una fortaleza militar, comentará : "la historia me absolverá". Palabras que recuerdan a las del más fiel amigo del fascismo italiano encerrado en su bunker de Berlín en sus últimas horas de vida. Por el momento, la historia no ha absuelto a ninguno. Sin embargo, y esto es lo importante, el pueblo cubano si lo está y sin necesidad de política.






5 comentarios:

  1. Me ha parecido fascinante, es una parte de la historia que para mi era desconocida.

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  2. Que buena esta entrada, desconocía completamente este intento fallido de convertir Cuba en un país fascista; yo creo que hubiera durado poco.

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  3. Intrigante historia...perfectamente llevada.

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  4. Muy interesante. Pero ya te digo que los cubanos viven otro tipo de fascismo. Los fascismos son tanto de derechas, como de izquierdas. Son las personas más encantadoras que te puedes encontrar, pero no son libres.

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